Netflix y Marvel; la combinación era impensable y nadie
auguraba nada bueno. Sin embargo, pese al escepticismo de muchos, la fórmula
culminó con un ¡Eureka! Daredevil de Netflix es, en mi opinión, uno de los
proyectos más interesantes que ha salido de Marvel. Incluso más que muchas de
sus películas más exitosas.
Recién acabo de finalizar los trece episodios que componen
la primera temporada y ahora no puedo esperar a que haya una segunda. No se
preocupen, no tiene NADA QUE VER con el fiasco cinematográfico protagonizado
por Ben Affleck en 2003.
De entrada, no es otra historia de superhéroes, sino más
bien un drama criminal planteado en un contexto realista. De hecho, bastante
violento. Algo más parecido a “Batman: el Caballero de la Noche”, pero todavía
un poquito más aterrizado. Al mismo tiempo, se desarrolla en el mismo universo
cinematográfico de Los Vengadores. Algo que parecería imposible, sin embargo,
esa es la magia de esta serie: lo hicieron creíble.
Matt Murdock es un abogado invidente (sí, ciego como la
justicia) quien se siente abrumado de ver como el crimen y la corrupción
consumen poco a poco su barrio natal Hell's Kitchen, en Nueva York. La primera
arena donde combate el crimen es la Corte; sin embargo “hay lugares donde la
Ley no puede llegar”, según sus propias palabras, por lo que por las noches se
convierte en un justiciero enmascarado. Murdock no es un invidente común y
corriente; el resto de sus sentidos se han desarrollado sobremanera y domina
las artes marciales. Y aquí empieza lo bueno: no tiene “súperpoderes” ni
capacidades sobrehumanas (como Ben Affleck saltando del quinto piso de un
edificio sin romperse las piernas), es un hombre invidente con habilidades especiales,
pero un hombre al fin y al cabo. Vulnerable, propenso a cometer errores y con
una capacidad cardiovascular que eventualmente llega a su límite. Sí, se cansa.
Sus oponentes no siempre son monigotes listos para recibir sus puños, a veces
también saben pelear tan bien como él. Por eso debe usar más la astucia y la
estrategia, antes de actuar.
Este es principal acierto de la serie, la propuesta de un
héroe que nunca está completamente por encima de la situación, pero siempre
buscando la manera. Hay verdadera tensión en las escenas de acción (por cierto,
son geniales las coreografías de pelea), y en ocasiones realmente nos
cuestionamos como espectadores cómo va a salir de tal o cual aprieto. Es verdad
que Thor, Iron Man y el Capitán América tienen momentos en los que todo parece
salir mal, pero no logran engañarnos, estamos relajados porque sabemos que al
final todo saldrá bien. No pasa así en esta serie; aunque la lógica nos dice
que Daredevil saldrá avante, a veces realmente llegamos a dudar por un momento.
Sin embargo, la parte más original y osada de esta
producción es el villano, Wilson Fisk, mejor conocido como Kingpin, que es
interpretado de manera magnífica por Vincent D'Onofrio; se trata de un poderoso
mafioso que funge como cabeza de un conglomerado de asociaciones criminales en
Hell's Kitchen.
Si el héroe es presentado como un ser humano, pasa lo mismo
con el villano; incluso más. Fisk no es el clásico todopoderoso cuyo único
propósito en la vida es matar al héroe; no es un misántropo con deseos de
exterminio. Es un mafioso, es millonario, es poderoso, pero su ambición no es
más poder ni más dinero; no, él quiere lo mismo que Daredevil, que su barrio
natal -Hell's Kitchen- vuelva a florecer, aunque obvio, su metodología no es la
misma... por algo es el malo. Pero sobre todas las cosas, Fisk es el primer
villano emocional del universo Marvel; alguien que valora a sus amigos y
allegados y está dispuesto a hacer todo por defenderlos. Esto lo convierte en
el perfecto némesis, el otro lado de una misma moneda, algo que pocas veces
vemos en películas o series de este tipo.
Pero lo más interesante de este personaje es que nunca
acabamos de conocerlo. Se presenta como un mafioso maquiavélico, implacable,
con serios problemas de autoestima y que ocasionalmente pierde los estribos; al
igual que el héroe, no siempre está por encima de las cosas, tiene que lidiar
contra la adversidad como cualquier ser humano. No tiene empacho en compartir
sus temores o mostrar humildad cuando es necesario. Sin embargo, hay algo en su
expresión que parece sugerir que hay más de él que permanece oculto; que lo que
vemos es sólo la punta del Iceberg.
Para acabar, sólo quiero agregar que es muy interesante la
manera en que la serie embona perfectamente con el universo cinematográfico. El
problema con Los Vengadores es que las películas independientes posteriores de
cada personaje pierden sentido. Si el clúster de superhéroes está conformado,
¿por qué enfrenten por su cuenta a villanos que ponen en riesgo al mundo
entero? Es decir, si Hydra representó una amenaza global, ¿por qué el Capitán
América no llamó a sus compadres para que le echaran una mano? Thor habría
hecho papilla al Soldado del Invierno de un solo golpe.
En el caso de Daredevil queda claro que Wilson Fisk no es un
trabajo para Los Vengadores. Se trata de un enemigo escurridizo al que hay que
atacar por dos frentes: la vía legal y estratégicos golpes en los puntos
vulnerables de su organización. Algo que sólo Daredevil puede realizar.
En resumen, Daredevil es una propuesta diferente en su
género, que vale la pena echarle un ojo y otro acierto para Netflix.
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